La mañana del 31 de diciembre, la dedicamos al Rijks (como otras tropecientas mil personas más). A pesar de la cantidad de gente, pudimos hacer una visita tranquila.
Te ofrecen un sketchbook y lápices para que hagas tus propios bocetos de las obras de arte expuestas. Marta cogió el suyo, claro, e hizo sus pinitos delante de Rembrandt y Van Gogh.
Una visita imprescindible.
Fijo que esta a la altura!!
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